Podemos: Causas sociológicas de su ascenso

Desde las pasadas elecciones europeas de mayo, mucho se habla de la espectacular irrupción en el panorama político de Podemos. Y más ahora, momento en el que algunas encuestas ya sitúan a la formación como primera fuerza política, y en continuo ascenso.

Vamos a hablar ahora de alguna de las razones del éxito de esta formación. La primera, ni siquiera es responsabilidad de ellos, sino del propio derrumbe del régimen del 78. Los continuos escándalos de corrupción que afectan a todos los partidos, sindicatos e instituciones nacidos en dicho régimen, saliendo gran parte de ellos a la luz ¿casualmente? a escasos meses de las elecciones municipales, autonómicas y estatales, la incapacidad de gestionar la crisis, la falta de perspectivas, etc. provocan la existencia de una amplia bolsa de voto de castigo. Podemos ha sabido elaborar un discurso “anti-casta”, que recoge ese voto de castigo.

Por otro lado, el equipo dirigente de Podemos ha sabido conectar con el electorado, olvidándose de enseñas y eslóganes pasados y adaptando el discurso a los tiempos y a las necesidades de la población. A veces, de forma bastante hipócrita, como cuando Pablo Iglesias habla de dirigirse a las clases medias (hasta hace unos meses se le llenaba la boca con la palabra proletariado), o cuando Juan Carlos Monedero asesoraba a Cayo Lara para acercar posiciones con el PSOE (ahora, la casta). También han sabido utilizar un discurso extremadamente ambiguo en muchos temas importantes, como la cuestión territorial, la forma de estado o la pertenencia de España a organizaciones internacionales, y han guardado prácticamente silencio en temas vitales para nuestro futuro, como la firma del TTIP.

Sin embargo, además de las causas mencionadas, hay que analizar por qué el discurso de Podemos cala tan fácilmente entre gran parte de la población. Y en este caso, no podemos ser positivos si nos fijamos en que el estado de descomposición y decadencia social es una de las causas del ascenso de un partido como Podemos. Por esta parte, se puede decir que Podemos es consecuencia, y no solución, de los problemas de la sociedad española.

Y es que en una sociedad en descomposición y sin valores, es lógico que la gente escoja a quien promete multitud de derechos y promesas milagrosas, pero ninguna obligación.  A quien promete colmar lícitos anhelos de justicia social, pero no habla de elaborar ningún proyecto colectivo como comunidad orgánica, de dar un sentido a nuestra vida como pueblo. Y todo ello, desde el populismo más simplista y demagógico. Y es que, en plena era de las masas, en la que los individuos carecen de sentido en sus vidas, y en la que sus únicos deseos son la satisfacción de sus necesidades primarias (comida, salario, ocio…) es lógico que destaque una opción que promete la realización de esas necesidades desde el estado (renta universal, acceso a la vivienda, educación pública y gratuita…), todo ello muy lícito y necesario, pero que no exige a cambio esfuerzos, ni la participación en un proyecto común colectivo, donde queda descartado todo proyecto vital que suponga una auténtica revolución cultural y espiritual frente a la decadencia imperante y donde palabras como identidad o valores son desterradas. El simplismo e infantilismo de Podemos (empezando por el nombre) es el fiel reflejo de la sociedad de los twits de 140 caracteres, del botellón, de la comida basura y de la tdt de 50 canales.

Podemos - Pablo Iglesias

Ya decía el filósofo croata Tomislav Súnic, en su libro “Homo Americanus”, que el comunismo (y añadimos, sus derivados), es el sistema preferido por el común de los mortales en la era de las masas, así como consecuencia lógica del liberalismo. Un sistema que aspira a garantizar las necesidades básicas de los individuos, proporcionar un grado suficiente de seguridad y confort, sin pedir a cambio ningún esfuerzo para desarrollarse como persona ni cumplir con la comunidad. Donde el individuo únicamente tenga que dedicar su tiempo libre a disfrutar, festejar y dar rienda suelta a sus bajas pasiones, sin dedicar nada de su tiempo a ninguna causa  elevada ni a su propia superación; el homo festivus, del que hablaba Dostoyevski. Por supuesto, es comprensible la situación de gran parte de parados y otros colectivos que no llegan a final de mes, y que son los que mas “derecho” tienen a creer a pies juntillas en el primer mesías que se les aparezca, y a querer comer antes que hablarles de proyectos o deberes hacia su comunidad. Pero no deja de llamar la atención, que precisamente estos colectivos son los más minoritarios porcentualmente entre los votantes de Podemos.

Y es que al fin y al cabo, partidos como Podemos suponen ahondar y avanzar en los males de la modernidad: materialismo, creencia en el progreso infinito, universalismo, economicismo, cosmopolitismo, igualitarismo, desarraigo, relativismo, ruptura de todo vínculo con la tierra y los antepasados, así como con lo divino… eso es lo que tenemos con el liberalismo totalizante actual, y eso, multiplicado, es lo que nos ofrece Podemos. A cambio, nos ofrecen bienestar material, justicia social (como he mencionado antes, todo ello muy lícito y necesario), pero… ¿acaso hay alguna garantía de que esto vaya a ser posible? Viendo sus planteamientos de apertura (aún más) hacia la inmigración, ¿acaso se puede pensar que los principales beneficiarios de esa justicia social prometida vamos a ser los españoles?

La justicia social ha de ser la base material para construir una nación, igual que el alimento y el techo han de ser la base para construir a la persona. A partir de ahí, se debe apuntar hacia objetivos más altos. Pero en un partido que promete puertas abiertas, aborto libre y gratuito, ahondamiento en la ideología de género, legalización de las drogas, desarrollo del feminismo… ¿de qué sirven sus ofertas (muchas de ellas presumiblemente falsas, o directamente irrealizables) de justicia social, cuando también nos oferta una nación deshecha y embrutecida?

Tampoco hay que olvidar que el marxismo cultural lleva implantado en todos los estratos de nuestra sociedad (universidades, medios de comunicación, etc) desde hace bastantes décadas, y lo cual hace que aberraciones como la eliminación de la valla de Melilla o el aborto gratuito no sólo no escandalicen, sino que sean asumidos como normales por un espectro amplio de la sociedad.

Por otra parte, habrá que ver si Podemos no constituye realmente una vía de escape del régimen liberal, ante el derrumbe de sus pilares. Hechos como el apoyo de gran parte de los medios de comunicación desde el mismo momento de su fundación, o los guiños de Ana Botín o George Soros hacia la formación (aplaudidos por gran parte de sus afiliados), hacen pensar que realmente no tienen intención de tocar a la verdadera casta: la de los banqueros, las multinacionales, los especuladores, los lobbies, las petroleras y farmacéuticas… Ya advertía hace tiempo, desde el propio ámbito de la izquierda, el que posiblemente sea uno de los políticos más nobles que ha habido en este país, Julio Anguita, de que había que tener cuidado con la irrupción de supuestas alternativas de izquierda que no fuesen más que revestimientos tricolores para el régimen liberal.

En cualquier caso, si Podemos es un instrumento de supervivencia de las élites liberales, una alternativa a ellas que acelere la destrucción social, o (lo más probable), una mezcla de ambas opciones, es de suponer que no tardaremos en saberlo.

Texto de David Abad para Cultura y Geopolitica

2 comentarios en “Podemos: Causas sociológicas de su ascenso

  1. Salva

    Opino exactamente casi igual ecepto en lo último sobre el guiño de Ana Botín, porque esta gente va a ir a por ella al igual que a por Florentino Pérez y Felipe VI(cosa que me parece estupendo). Los españoles estamos huerfanos de voto.

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  2. geopol83 Autor

    Las personas poderosas siempre se ha mostrado ambiguas cuando han visto que el sistema de gobierno podía cambiar. Es una mera estrategia para defender sus intereses. El devenir de los acontecimientos pondrá a cada uno en su lugar.
    Un saludo!!

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